La escasez de agua en la comunidad indígena de Mandiyuti, en el departamento de Santa Cruz, Bolivia, genera incertidumbre entre sus habitantes. Con el poco acceso a este recurso vital, ven limitadas sus oportunidades de desarrollo e incluso hay escasez de agua para consumo e higiene.

Ante este desafío, la comunidad decidió probar los conocimientos locales de cosecha de agua y logró garantizar el acceso al agua para 37 familias. Un gran hito para la comunidad fue la construcción de un atajado natural, el cual utilizarán en un huerto comunal con un sistema de riego sostenible por goteo. Este atajado fue identificado gracias a los saberes ancestrales de Genaro Quispe, un anciano miembro de la comunidad, quien recordaba que en ese lugar había una fuente de agua cuando era niño. Para proteger este valioso atajado natural, han implementado medidas de reforestación con plantas de sauces, una práctica respaldada por todos los comunarios. Esta acción mejora el microclima y los ciclos hidrológicos.

En este sentido, la resiliencia climática ante la sequía se construye rescatando los conocimientos locales y la memoria de los ancianos como medidas de adaptación al cambio climático.